martes, 15 de junio de 2010

MUDARSE A UNA CASA MÁS BELLA

La vida constantemente nos invita a “dejar atrás”. Tal como si emprendiéramos un viaje en tren vamos pasando por estaciones a las que no retornamos: la niñez, la juventud, la maternidad, la época de la madurez, cuando ya no podemos tener hijos, cuando nuestros padres se mueren. Todas estas experiencias nos ofrecen la posibilidad de cambios profundos, abandonando una etapa para dejar nacer otra: vida- muerte- vida. Pequeños ensayos de muertes menores que nos recuerdan su hermana mayor.
Sin embargo, siendo la muerte tan cotidiana es difícil hablar de ella. Nuestra cultura la niega tanto como niega la vejez. Vivimos en una sociedad que de tan tecnológica nos ha vaciado de alma, apreciando los cuerpos como maquinas que un día dejan de funcionar. Esta visión mecánica debilita el significado profundo y misterioso del vivir.
Sin embargo hay quienes han encontrado en la muerte un hecho trascendente. La doctora Elisabeth Kübler-Ross, Doctor honoris causa de varias universidades, reconocida mundialmente como una autoridad en materia de tanatología (ciencia que estudia la muerte) se dedicó durante treinta años a acompañar a niños y ancianos en el momento de morir.
E. Kübler-Ross, empezó a investigar la posibilidad de supervivencia de la consciencia, así como el encuentro con familiares y difuntos en las postrimerías de la vida. De ello surgieron varios informes que dejaban por sentado que la conciencia de la persona que muere sobrevive a final físico. Entre sus investigaciones incluye un proyecto que tomaba en cuenta a los ciegos que no habían tenido nunca ni una sola percepción luminosa. Y estos ciegos, que volvieron de la muerte, podían decir con detalle los colores y las joyas que llevaban los que los rodeaban en aquel momento, así como el detalle del dibujo de sus corbatas. Es obvio que ahí no podía tratarse de visiones.
La Dra K. Ross explica que el último sentido que se pierde es el del oído, por lo cual recomienda hablarle al moribundo /a. “Es importante- dice- perder el miedo a este momento, así como la conveniencia de abrirse a la necesidad de que los familiares cercanos a la persona que termina su vida compartan con ella, de forma abierta y aceptante, este momento pudiéndole expresar todo lo que quedó pendiente: lo siento, te amo… ya que sólo se trata del pasaje a un nuevo estado de conciencia en el que se continúa comprendiendo, y en el que el espíritu tiene la posibilidad de proseguir su crecimiento… …digo que la muerte física del hombre es idéntica al abandono del capullo de seda por la mariposa. …el capullo de seda y su larva pueden compararse con el cuerpo humano. Un cuerpo humano transitorio. Desde el momento en que sois una mariposa liberada, es decir, desde que vuestra alma abandona el cuerpo, advertiréis enseguida que estáis dotados de capacidad para ver todo lo que ocurre en el lugar de la muerte, en la habitación del enfermo, en el lugar del accidente o allí donde hayáis dejado vuestro cuerpo. Morir significa, simplemente, mudarse a una casa más bella...”

No es una sombra negra y pesada la Muerte
sino algo que se mueve sin cesar
¡No hay muerte!
. . .y el viajero se va.
Luego viene otra vez. . .
y se vuelve a marchar . . ..
(Fragmentos de León Felipe)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante este blog.Catalina